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jueves, 25 de agosto de 2016

Omega 3 y aceites vegetales, parte II

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Reemplazar las carnes rojas y las de aves por el pescado, significa para la mayoría de las personas un cambio drástico. Pero tratándose de la salud, siempre es facil encontrar algo positivo.

Por otra parte, los pescados ofrecen una variedad de altrernativas en la preparación que es muy sabroso de descubrir. 

Hay pescados magros, medianamente grasos y muy grasos. Estos últimos provocan más saciedad, pero tienen también más calorías, aunque la realidad indica que el más grasoso de los pescados tiene menos lípidos que un pedazo de asado o peceto.

Entre los magros, están la merluza, el lenguado, el atún fresco, y entre los grasos, el salmón, la caballa y las sardinas. Todos estos son recomendables porque una porción de 100 gramos equivale a 100 calorías (aproximadamente) y a 200 calorías en los grasos.

Las formas más convenientes de cocinarlos son a la parrilla y al vapor, o sino, a la cacerola en cazuelas con verduras. También pueden prepararse budines con el pescado picado o triturado.

Los aceites vegetales deben incluirse crudos para aprovechar todas sus propiedades. Si se están cuidando las calorías, hay que tener en cuenta que como son 100% grasa, contienen 900 calorías cada 100 gramos. Dos cucharaditas tamaño té por día en ensaladas y hortalizas cocidas es suficiente. También se pueden incluir semillas de lino, ricas en ácidos grasos y vitamina E, como aderezo.

El ácido graso llamado "EPA" que introducíamos en la entrada anterior (Omega 3 y aceites vegetales, parte I) también previene el cáncer, el reumatismo y las alergias. Entre los esquimales es muy raro padecer las enfermedades mencionadas anteriormente por lo que se concluyó que en esto intervienen los ácidos grasos EPA del pescado de mar.

Al parecer, los ácidos omega 3 mencionados estimulan la acción de los linfocitos T, glóbulos blancos encargados de atacar los cuerpos extraños que entran en el organismo y también a las células pre-cancerosas.

Por otra parte, este tipo de grasas hace que el organismo produzca hormonas llamadas 2, que neutralizan a otras, las prostaglandinas 1 y 3; ellas son las que provocan reacciones inflamatorias como espasmos, dolores, alergias, artritis, artrosis y desequlibrios del sistema inmunológico en los que el cuerpo se ataca a sí mismo, destruyendo tejidos.

Por esta causa, la inclusión de pescados en la dieta es conveniente para prevenir y aliviar estas afecciones, tan comunes en nuestros días.

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