La tensión arterial es uno de los parámetros de nuestra salud. Cuando se altera, este es un signo que el médico debe conocer y corregir. Controlarla periódicamente es la mejor manera de detectar variaciones.
La organización Mundial de la Salud establece que es normal en los adultos cuando no sobrepasa los 90 de mínima y los 140 -milímetros de mercurio- de máxima.
A partir de allí y hasta los 95 de mínima y 160 de máxima, se habla de hipertensión límite que, una vez correctamente diagnosticada por medio de varias tomas, requiere tratamiento preventivo.
La presión sube con los años, por lo que hacia la tercera edad - en personas mayores de 65 años - puede considerse normal entre 100 de mínima y 170 de máxima. En los adolescentes, la normal es, para la mínima, entre 75 y 90. Y la máxima, entre 120 y 140.
Las situaciones límites que pueden enfermarnos
El estrés puede provocarnos estragos en el cuerpo y su acción no tiene por qué ser lenta. Aunque asociamos la palabra "estresado" con alguien que trabaja en exceso o tiene hábitos permanentes y nocivos, los momentos límite en la vida de las personas son los más estresantes de todos.
Cuando llegan, hasta el más relajado puede sufrir taquicardias, úlcera, agotamiento e hipertensión arterial.
Los doctores Tom Holmes y Richard Rahe crearon una escala de Unidades de Cambio Vital, donde se enumeran los acontecimientos propios de la vida y su valor estresante. A mayor puntaje, mayor riesgo de enfermedad.
Primero y con gran diferencia, figura como causa de estrés la muerte del cónyuge, con 100 unidades. Le siguen el divorio, con 65 y la prisión, con 63.
También hay acontecimientos felices que tienen valor estresante. La reconciliación matrimonial vale 45, el nacimiento o adopción de un hijo 39, el embarazo 40 y el matrimonio 50. Un logro personal importante alcanza los 28 puntos.
